Las grietas son un problema bastante común en todas las viviendas, por eso es muy importante informarse sobre qué tipos pueden suponer un grave peligro para nuestro edificio.

Existen varias formas de diferenciar las grietas que son estructurales de las que no lo son. Las grietas estructurales pueden aparecer en diferentes partes del edificio, como la cubierta, los cierres o en la propia estructura. Pueden suponer un gran peligro. En cambio, las grietas no estructurales no son tan graves y pueden aparecer por otras causas, como cambios de temperatura repentinos, dilatación o retracción de algunos materiales de construcción al endurecerse o movimientos causados por la humedad.

Otra de las zonas más susceptibles de sufrir grietas son los techos. Acostumbran a ser grietas estructurales, que pueden ser causadas por un exceso de peso o por un deterioro de sus materiales por efecto de la humedad.

Otro detalle a tener en cuenta es la dirección de las grietas. Las grietas longitudinales respecto al sentido de las vigas no presuponen un peligro especial. En cambio, las que siguen un sentido perpendicular al de las vigas indican un peligro inminente. Especialmente si se encuentran cerca de paredes maestras o pilares de la vivienda. Es importante determinar qué tipo de grieta es, puesto que la solución será diferente en cada caso.

También podemos encontrar pequeñas grietas en baldosas del suelo o de tabiques. A pesar de parecer insignificantes, pueden servir de aviso para algunos problemas en la vivienda. Por eso, es recomendable una inspección para determinar el peligro.

La gravedad de las grietas estructurales sólo la puede determinar un especialista. Una reforma casera de estas características y sin ningún tipo de asesoramiento técnico puede originar problemas mucho más graves.

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