La humedad es uno de los principales problemas en todos los edificios. Goteras, el envejecimiento de la cubierta o la falta de mantenimiento son algunos de los problemas más extendidos. El resultado de estos problemas suele ser la aparición de manchas en techos y paredes, dañando así los acabados. Esto provoca que, con el tiempo, las humedades afecten a la estructura, favoreciendo la oxidación de elementos metálicos o la putrefacción de la madera. Por eso es importante revisar la cubierta cada año y reparar aquello que se va deteriorando.
Otro de los problemas habituales es la filtración de agua por la carpintería. Con el tiempo, el sellado de las ventanas se va deteriorando, debido a la radiación solar y el agua de la lluvia, creando manchas alrededor de la ventana. La mejor forma de evitarlo es renovar los sellados, limpiar las canaletas del marco y repintar los perfiles de la ventana cada tres años.
Los escapes o fugas de agua en la instalación sanitaria son las causas más comunes. Normalmente son fruto de un mal uso. También suelen aparecer problemas en instalaciones de agua y calefacción, ya que debido a la corrosión o a desperfectos en las uniones, pueden producirse escapes. La mejor manera para evitar este tipo de fugas y problemas es la prevención y seguir una inspección periódica.
También podemos encontrar casos de humedad cuando tenemos una vivienda con un aislamiento técnico insuficiente y una ventilación deficitaria, que no permiten renovar el aire cargado de humedad. El resultado es la condensación del vapor de agua del aire en paredes y techos, creando así manchas. La mejor forma de prevenirlo es mantener una correcta ventilación de las habitaciones.
En muchos edificios antiguos también podemos encontrar manchas de humedad en pavimentos de la planta baja, provocadas por la humedad contenida en el suelo y que va ascendiendo por la pared, deteriorándola y provocando el desprendimiento de la pintura y los enlucidos. En los edificios actuales se ha solucionado, pero en las viviendas antiguas la solución requiere la utilización de técnicas que solo un aparejador profesional puede llevar a cabo.
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