La reciente DANA en la Comunidad Valenciana ha generado una grave crisis humanitaria y estructural, sin precedentes, que ha puesto en evidencia la fragilidad del parque inmobiliario, especialmente en construcciones antiguas o poco preparadas para resistir fenómenos extremos. Las riadas han desplazado a personas, destruido bienes materiales y causado daños estructurales importantes, lo que resalta la necesidad de una respuesta rápida y eficaz liderada por profesionales de la arquitectura técnica. Éstos tienen un papel clave en garantizar la seguridad de las personas y estabilizar edificios afectados.
Arquitectos técnicos de toda España se han movilizado para evaluar las zonas más afectadas. Su tarea consiste en inspeccionar edificios para determinar si son seguros, identificar daños estructurales y decidir si es necesario rehabilitarlos, reforzarlos o, en los casos más graves, demolerlos. Las inundaciones a menudo provocan problemas ocultos como la erosión de los cimientos, grietas en muros de carga y desplazamientos en estructuras clave, especialmente en barrios históricos y zonas rurales con edificaciones más antiguas y vulnerables.
Estos profesionales realizan inspecciones detalladas para detectar cualquier indicio de peligro estructural y determinar la viabilidad de una rehabilitación. Su trabajo incluye colaborar con instituciones públicas, servicios de emergencia, ingenieros y otros agentes implicados, a fin de garantizar una respuesta coordinada y efectiva. Esta cooperación no sólo agiliza las inspecciones y reparaciones, sino que asegura que las soluciones se adapten a las necesidades reales de la población afectada.
La tragedia pone de manifiesto la importancia de mantener los edificios en buen estado mediante revisiones periódicas para minimizar daños en futuras catástrofes. Además, destaca la necesidad de actualizar las normativas de construcción, puesto que el cambio climático está intensificando fenómenos como las inundaciones, que serán cada vez más frecuentes. Los arquitectos técnicos no sólo deben aplicar los estándares existentes, sino que también deben participar en el diseño de nuevas normativas adaptadas a las necesidades del presente y del futuro.
En definitiva, la tragedia de Valencia nos recuerda que es obligado tener una cultura del mantenimiento y la de la prevención para poder afrontar con mayores garantías situaciones como las provocadas por la DANA, y la importancia de los arquitectos técnicos al evaluar cuidadosamente el estado de los edificios y al encontrar soluciones para fortalecer los edificios y mejorar su estado.