En los próximos meses se prevé una inversión que rondaría los 5.300 millones de euros, procedentes de fondos europeos y dirigidos a la mejora del parque inmobiliario.
Las ayudas incluirán tres líneas básicas: mejora de la eficiencia energética, conservación de edificios y mejoras en la accesibilidad. Y será imprescindible, para particulares y comunidades de propietarios, haber realizado la Inspección Técnica de Edificios (ITE) o el Informe de Evaluación de los Edificios (IEE) y disponer de la Certificación de Eficiencia Energética.
Las mejoras de la eficiencia energética se refieren a mejorar el aislamiento en fachadas y cubiertas, la substitución de ventanas, cierres de terrazas –las que ya tengan un techo- y la incorporación de toldos u otros elementos que reduzcan la insolación.
Por lo que se refiere a las instalaciones, se incluiría la colocación de nuevos sistemas de calefacción, refrigeración, producción de agua caliente sanitaria y/o ventilación para el acondicionamiento térmico.
También se incluiría la incorporación de equipos de generación o que permitan la utilización de energías renovables, como la energía solar fotovoltaica, biomasa o geotermia, que reduzcan el consumo de energía convencional térmica o eléctrica del edificio.
Otra de las medidas que se pretende potenciar sería las actuaciones que mejoren el aislamiento acústico de las viviendas y la instalación de puntos de recarga de vehículos eléctricos.
Para poder optar a las ayudas, los particulares y/o comunidades deberán satisfacer dos condiciones: mejorar como mínimo una letra en la calificación energética del edificio y, a la vez, reducir al menos un 10 % el consumo de energía final.
Por otro lado, las ayudas también incluirán la conservación de edificios. Las referidas a la cimentación de estructura o la cubierta, y también fachadas o patios con lesiones importantes o graves, detectadas durante la inspección de los mismos.
Otro de los aspectos que incluirán las subvenciones serán las mejoras en la accesibilidad de los edificios. La gran mayoría de veces, la instalación de rampas o ascensores.
Las comunidades son hasta el momento especialmente reacias a adoptar este tipo de medidas, o la combinación de varias. Pero, considerando las condiciones del parque inmobiliario por lo que se refiere a su eficiencia, son una de las inversiones más necesarias.
Partimos de la base de que aproximadamente un 80% del parque de edificios es susceptible de rehabilitarse con criterios de eficiencia energética. Si nuestra vivienda se construyó antes de la década de los años ochenta, muy probablemente se hizo sin ningún tipo de aislamiento térmico, y hasta 2006, es sumamente deficiente. Y lo mismo ocurre con los sistemas de calefacción o climatización. Este es uno de los problemas más habituales y es precisamente la nula capacidad aislante la que provoca pésimas condiciones de confort y el despilfarro de la calefacción.
Una de las acciones más rentables que podemos realizar en nuestro edificio es incorporar un aislamiento térmico y sustituir las ventanas y balconeras. Mejorar las características térmicas de nuestra vivienda supone una reducción, en muchos casos de hasta un 50% del gasto en calefacción y aire acondicionado.
Actualmente el mercado ofrece multitud de productos y sistemas para incorporar un aislamiento térmico a un edificio existente. Podemos hacer este aislamiento por el exterior del edificio, por el interior de la vivienda y, si existe, por inyección de espuma en la cámara de aire de la fachada. Los materiales se encuentran en forma de placas, mantas o espumas. Para reducir los gastos cuando hacemos este tipo de intervenciones, es recomendable aprovechar y realizar obras de rehabilitación en la fachada o en la cubierta. De esta forma reducimos el coste total derivado de la mano de obra o la instalación de un andamio.
Otro punto importante pasa por hacer un buen uso de las instalaciones de climatización siempre teniendo en cuenta que la viabilidad de una propuesta no depende sólo de las propias características de la misma, sino también, y más significativo, del uso que se haga de los sistemas de calefacción y/o refrigeración. Si la instalación tiene más de 10 años de antigüedad es recomendable renovarla y el mercado nos ofrece muchas opciones. Un sistema de calefacción y agua caliente conjunta es más eficiente. Si se ha de sustituir, es recomendable utilizar las calderas de condensación o bombas de calor a gas natural o, sistemas de aerotermia, o si es posible, biomasa. Los sistemas que funcionan con energía eléctrica se deben evitar por su baja eficiencia.
Des de la Administración y el Consejo General de la Arquitectura Técnica (CGATE) han puesto a disposición de los usuarios, herramientas que permiten hacer simulaciones de inversión, ahorro y tiempo de recuperación de las inversiones.
En Obras con Garantía ponemos a tu disposición a más de 200 profesionales colegiados que pueden evaluar las características de tu vivienda o edificio, analizar las carencias y proponer las mejoras que, técnica y económicamente, sean más adecuadas para la comunidad o el propietario de la vivienda.
Contamos, además, con la garantía del Colegio Profesional de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación y con más de 1.000 clientes satisfechos que pueden hablar por nosotros de su experiencia.
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La ausencia de mantenimiento es la causa de la mayoría de las lesiones que aparecen en los edificios de viviendas. En muchos inmuebles no se realizan tareas de mantenimiento ni planificación alguna. La conservación, simplemente, no existe. Lo habitual es intervenir cuando ya han aparecido lesiones graves, en lugar de hacer un mantenimiento adecuado.
Como propietarios procuramos mantener en condiciones nuestro hogar. Mejoramos nuestra calidad de vida y revalorizamos nuestra vivienda. Pero, en cuanto a los elementos comunes del edificio, tan importantes e imprescindibles (hablamos de la estructura, la cubierta, las fachadas o las instalaciones), parece que su buen estado es siempre responsabilidad de otro.
El mantenimiento de las comunidades de propietarios gira alrededor de dos elementos esenciales: la Inspección Técnica y el Libro del Edificio. Es necesario un procedimiento, una previsión y el convencimiento de los propietarios de que ésta es una cuestión necesaria e ineludible. Para ello es imprescindible la figura de un técnico que se ocupe del buen estado del edificio y en el que podamos confiar.
El Libro del Edificio describe el inmueble, la configuración y el material que lo conforma. Incorpora también las instrucciones de uso y mantenimiento, que permiten programar en el tiempo las tareas de conservación y prever gastos con el fin de alargar su vida útil.
Además, recoge los documentos que justifican la realización de operaciones de reparación, mantenimiento y rehabilitación de carácter obligatorio, así como la identificación de las empresas o profesionales que las han realizado y las garantías que se han dado. Se incluyen los presupuestos y contratos de obras, mantenimiento y honorarios profesionales.
En el Libro del Edificio también encontraremos los certificados de inscripción en el Registro de Instalaciones Técnicas de Seguridad Industrial de las instalaciones comunes del edificio de baja tensión, gases combustibles, instalaciones petrolíferas, instalaciones térmicas y de ascensores que se hayan realizado, y los certificados de inspecciones técnicas de las instalaciones comunes sometidas a reglamentación de seguridad industrial.
El manual de uso y mantenimiento del edificio recoge la planificación de las operaciones que se deben llevar a cabo en las instalaciones y en sus espacios anexos de forma periódica, con el fin de conservarlo en un estado óptimo. Habitualmente lo conforman las operaciones de mantenimiento preventivo y las de mantenimiento sustitutivo.
Las comunidades de vecinos deben saber que con un buen mantenimiento preventivo la vida útil de los diferentes elementos se alargará y obtendremos un mayor rendimiento y valor económico.
El Libro del Edificio se complementa con la Inspección Técnica de Edificios que se orienta a promover la implantación de un sistema periódico de revisión de los edificios de viviendas y, al mismo tiempo, a mejorar su mantenimiento.
La Inspección Técnica de Edificios (ITE) valora el estado general de conservación del edificio en función de la inspección visual de una serie de elementos que pueden afectar a la seguridad del inmueble y de las personas que lo habitan. Así, por ejemplo, se revisa el estado de la estructura y la cimentación, las fachadas, los patios, las cubiertas, las instalaciones y las condiciones generales de accesibilidad.
Las comunidades deben tener presente que, todos los edificios de más de 50 años de antigüedad en el caso de Aragón, de más de 45 años en el caso de Cataluña y de más de 30 años en el caso de Baleares, tienen que pasar esta Inspección Técnica obligatoria. Es, además, imprescindible para poder acceder a las ayudas a la rehabilitación.
Es responsabilidad de la comunidad de propietarios del edificio la contratación de la ITE. Si tiene que comprar o alquilar una vivienda, solicítela antes.
Si su comunidad ha decidido hacer obras, recuerde que para poder optar a las subvenciones a la rehabilitación la Inspección Técnica del Edificio debe haberse realizado antes del comienzo de los trabajos. De lo contrario no se podrá optar a la subvención.
¿Quieres que te ayudemos?
Los profesionales competentes para realizar la Inspección Técnica de Edificios (ITE), por capacidad técnica y experiencia profesional, son los aparejadores o arquitectos técnicos.
En Obras con Garantía ponemos a tu disposición más de 200 profesionales colegiados que te ayudarán en todo lo que necesites en relación a la realización de una Inspección Técnica del Edificio o en la realización de las obras para asegurar la seguridad de este.
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La alerta sanitaria derivada de la COVID-19 ha puesto en evidencia la importancia capital que tiene la ventilación en los edificios. Controlar los parámetros de temperatura interior, humedad relativa y concentración de CO2 es sinónimo de seguridad frente al virus.
Tal y como se ha manifestado desde el Ministerio de Sanidad, y es aceptado desde la comunidad científica, el método de transmisión por aerosoles es una de las principales vías de transmisión. Dichas partículas son expulsadas al hablar, respirar, gritar, toser o estornudar. A diferencia de las gotículas, que pueden llegar a una distancia de 1-2 metros antes de caer al suelo, los aerosoles se mantienen más tiempo suspendidos en el aire y llegan más lejos. Por ello es fundamental la renovación del aire interior por aire exterior, sobre todo en espacios cerrados donde pueda existir acumulación de personas.
Como indicador principal para garantizar una correcta calidad del aire interior se utiliza la concentración de CO2 en el ambiente. El aire exterior en zonas de baja contaminación se considera que contiene 440 ppm (partes por millón) de CO2. En ambientes interiores, nuestra normativa limita la concentración máxima en 900 ppm. A partir de dicha cantidad se considera que la calidad del aire es poco saludable, pasando al nivel de nociva a partir de 2500 ppm y de grave a partir de las 5000 ppm.
Para mantener la tasa de CO2 controlada se debe garantizar una correcta renovación del aire interior por aire exterior. Existen principalmente dos métodos:
En un hogar, en invierno, en una ola de frío, tener que abrir las ventanas para poder ventilar implica la entrada directa del aire exterior, lo que conlleva una disminución importante de la temperatura interior y afecta gravemente a la sensación de confort.
Del mismo modo, la humedad interior también se puede ver afectada, resecando el ambiente interior hasta puntos inadecuados. En cambio, con los sistemas de ventilación mecánica, sobre todo, si disponen de recuperación de calor, estos problemas desaparecen, y se puede garantizar una correcta calidad del aire interior sin afectar al confort térmico ni a la humedad ambiente.
Por tanto, las tres variables que afectan a la supervivencia del virus (renovación de aire, temperatura y humedad) deben estar equilibradas. Deberíamos ser capaces de dotar a nuestros edificios de envolventes térmicas e instalaciones que permitan mantener las temperaturas de confort todo el año (20 ºC en invierno y 25ºC en verano); que sean edificios transpirables donde la humedad relativa se mantenga dentro de los valores recomendados (entre el 40 y el 60%); y dónde la concentración de CO2 y COVs esté por debajo de los límites salubres (menor a 900 ppm).
¿Quieres que te ayudemos?
A la hora de mejorar el confort y la salud de nuestro hogar es muy importante escoger los profesionales que nos ayudarán a elegir los sistemas de ventilación y aislamiento más adecuados y llevarán a cabo las reformas pertinentes.
Confía la mejora de tu vivienda a un arquitecto técnico. Nuestros técnicos profesionales te asesorarán sobre cuáles son las soluciones más adecuadas en cada caso y harán que la reforma de tu vivienda sea todo un éxito.
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Los tiempos actuales nos han llevado a dar más valor a nuestro edificio, al lugar donde vivimos. Es una oportunidad para poner al día y dar valor a la propiedad, al inmueble. Y esta necesidad está comportando un importante incremento de rehabilitaciones de nuestros edificios y viviendas.
Hay que pensar en hacer las cosas buscando expertos en la materia, disponer de diferentes técnicos y presupuestos y buscar la opción más completa y supervisada por el correspondiente Colegio de Aparejadores y Arquitectos Técnicos, que buscará que las intervenciones estén aseguradas y con los requisitos necesarios para garantizar los trabajos.
Los aparejadores, arquitectos técnicos e ingenieros de la edificación más cercanos, te ayudarán a buscar la opción más adecuada a tu vivienda y / o edificio, y además te ayudarán a realizar todos los trámites con tu ayuntamiento y con todas las medidas y requerimientos en materia de seguridad. En caso de duda puedes dirigirte a tu Colegio de Aparejadores más cercano y pedir ayuda o consejo, tanto en la búsqueda de un técnico de cabecera próximo https://obrascongarantia.com/, como para asegurarte de las opciones que puedes realizar.
En este artículo, analizaremos los trabajos que más estamos viendo en estos días: el mantenimiento de las fachadas.
CONSERVACIÓN Y MANTENIMIENTO DE LA FACHADA: ¿EN LA FACHADA HAY PELIGRO DE DESPRENDIMIENTO?
La fachada es uno de los elementos del edificio más expuestos a la degradación y el que genera más problemas a las comunidades y los ayuntamientos. Los datos que nos ofrecen ciudades como Tarragona, Zaragoza y Palma, en Mallorca, dan claro ejemplo de esta problemática.
Según los datos de la Inspección Técnica de Edificios (ITE) recogidos entre 2010 y 2017, más del 65% de los edificios inspeccionados en el Camp de Tarragona presentan problemas de degradación, y de éstos, un 15% lesiones graves que pueden generar un riesgo para las personas.
En Zaragoza en los últimos años han aumentado de forma considerable las intervenciones de urgencia de los bomberos debido a daños o desprendimientos de elementos de los edificios que no se encontraban en adecuado estado de conservación.
Y en Palma, en Mallorca, un 47% de los Informes de Evaluación de Edificios (IEE) presentados en el 2017 fueron desfavorables, es decir, prácticamente la mitad de los edificios inspeccionados presentaron deficiencias que el ayuntamiento exige reparar.
El estado de conservación de la fachada determina aspectos visuales y estéticos, pero especialmente condiciona la seguridad de las personas y del propio edificio.
Más de un 25% de las obras de rehabilitación realizadas en edificios de viviendas, 1 de cada 4 aproximadamente, tienen por objeto la rehabilitación total o parcial de las fachadas para garantizar la estabilidad de los acabados y los elementos salientes.
Realizar una correcta conservación y mantenimiento es, en el caso de las fachadas, especialmente importante.
Todas las fachadas del edificio requieren la misma atención y mantenimiento porque desarrollan los mismos riesgos. La “fachada del edificio" la componen: la fachada principal, la fachada posterior, las medianeras y los patios.
Las paredes medianeras son aquellas que separan el edificio de los edificios vecinos. Cuando no haya edificios vecinos o sean más bajos, las medianeras quedarán a la vista y deberán estar protegidas frente el paso de la humedad y ofrecer las prestaciones térmicas y acústicas que garanticen el confort de los ocupantes.
La aparición de grietas, desplomes o abombamientos en el cuerpo de la fachada es habitualmente el síntoma de una lesión grave. En edificios antiguos este tipo de lesiones son especialmente importantes. Al detectar este tipo de lesiones se debe contactar con un técnico rápidamente para realizar una primera evaluación del alcance de la patología.
La aparición de grietas o desprendimientos en los frontales de balcones, terrazas, tribunas o aplacados, o la acumulación de óxido alrededor de la grieta, es el síntoma de una patología importante y que requiere de una reparación a corto plazo. Al detectar este tipo de lesiones se debe contactar con un técnico rápidamente para realizar una primera valoración del alcance de la patología.
Si se producen desprendimientos en la fachada se deben colocar las protecciones oportunas de manera inmediata para evitar lesiones a las personas. Hay que contactar con un técnico que tome las medidas de urgencia oportunas y redacte un proyecto de actuación a corto plazo.
Los balcones y terrazas NO se pueden cerrar. Hacerlo puede producir la aparición de humedades, grietas u otras lesiones en la estructura.
NO se deben abrir nuevas aperturas en la fachada. Hacerlo puede representar un peligro para la seguridad del edificio. Si se realizan nuevas aperturas, éstas se deben realizar de acuerdo con las instrucciones y bajo la dirección de un aparejador o arquitecto técnico.
Por último, cabe recordar que, la instalación de toldos, parasoles o máquinas de aire acondicionado en la fachada, requiere de la aprobación de la comunidad.
ELEMENTOS DE LA FACHADA
Hay que actuar sobre los diferentes elementos que componen la fachada: el cierre, el revestimiento, los cuerpos salientes y elementos singulares, y las aberturas.
Se atenderá especialmente al mantenimiento de los revestimientos, los cuerpos salientes y los elementos singulares, porque su deterioro conlleva un compromiso grave para la seguridad de las personas.
Los balcones, las tribunas, los antepechos, los dinteles, las jambas, las barandillas, los aleros y las cornisas, son elementos que están especialmente expuestos a la acción de la lluvia, el viento o los cambios de temperatura, lo que hace que su deterioro sea, si no hay un mantenimiento adecuado, muy rápido. A la vez, la estabilidad de estos elementos o de partes de ellos, está muy condicionada a su buen estado y tipo de fijación.
El revestimiento de la fachada también sufre un alto grado de exposición al ambiente y por tanto un rápido deterioro. En este caso, los aplacados de piedra o cerámicos son muy difíciles de tratar, porque su estabilidad está condicionada al buen estado y al tipo de fijación, una circunstancia difícilmente verificable a simple vista. Por otra parte, lo que inicialmente quizás sólo es suciedad o una degradación de la imagen estética de la fachada, se puede convertir en un peligro, ya que cualquier desprendimiento caería directamente sobre la calle.
El mantenimiento apropiado de una fachada lo condicionan múltiples factores: la antigüedad del edificio, el tipo de ambiente que lo rodea - agresivo o no -, y los sistemas y materiales utilizados en la construcción o los elementos constructivos incorporados. Estas obras de reparación o mantenimiento deberían estar siempre dirigidas por un aparejador o arquitecto técnico.
A la vez, las fachadas y los cierres, junto con la cubierta del edificio, regulan térmicamente el edificio. Si su edificio se construyó antes de la década de los ochenta, muy probablemente se construyó sin ningún tipo de aislamiento térmico adicional al propio cierre de ladrillo.
Incorporar a las fachadas o a los techos un aislamiento térmico, aprovechando cuando tenemos que hacer obras, nos proporcionará una mejora inmediata de las condiciones de habitabilidad y confort, y supondrá una inversión a medio y largo plazo, económicamente rentable, con un periodo de amortización en torno a los 10 años.
La fachada es también una barrera al ruido. Las prestaciones acústicas de la fachada y los elementos que la componen son habitualmente malas o muy malas. Cualquier actuación debe valorar la posibilidad de mejorarlas.
LAS OBRAS EN LAS FACHADAS
La fachada es un elemento común del edificio y las obras a realizar deben ser aprobadas y promovidas por la comunidad.
También si un propietario quiere hacer obras en un elemento privativo de la fachada, por ejemplo incorporar un toldo o sustituir los cerramientos, éstas deben aprobarse por la comunidad. En este caso se produce una alteración de elementos comunes.
En cuanto a los criterios económicos, es importante valorar la posibilidad de aprovechar la realización de obras de reparación o de mantenimiento en la fachada, la cubierta o las medianeras, para incorporar un aislamiento térmico y acústico. Esto reducirá el coste final de las obras.
La instalación del andamio y la mano de obra representan una parte importante del presupuesto de ejecución de las obras de arreglo de una fachada. Con el fin de minimizar los costes, es muy recomendable aprovechar su instalación para realizar otras obras de mejora y acondicionamiento.
Al hacer obras en la fachada, una intervención imprescindible es la impermeabilización del pavimento de las terrazas y balcones. Estos elementos nunca incorporan una impermeabilización, lo que hace que las filtraciones de agua procedentes del riego de jardineras, de tendederos de ropa o de la lluvia, lo deterioren rápidamente.
Desde un punto de vista económico y únicamente si las reparaciones son de carácter puntual se puede valorar la posibilidad de utilizar otros medios auxiliares como plataformas elevadoras o los trabajos de posicionamiento mediante cuerdas. Aún así, uno y otro, representan un gasto importante.
Antes de hacer obras es necesario contactar con un aparejador o arquitecto técnico que haga un estudio previo y ofrezca una solución completa: asesore sobre la viabilidad de la solución propuesta, su eficacia, otras alternativas posibles, y que efectúe una estimación de los ahorros obtenidos, etc. Esta opción será siempre la más económica y segura.
INSPECCIONES PERIÓDICAS DE LAS FACHADAS
La inspección periódica de las fachadas es imprescindible para minimizar el alto riesgo de desprendimiento del revestimiento o los cuerpos salientes.
La periodicidad de las inspecciones dependerá de la antigüedad del edificio y de los elementos que conformen la fachada. En edificios posteriores a los años 70 o 80 normalmente se harán cada 10 años. En edificios anteriores a los años 50 es recomendable reducirlas a 5 años, o incluso cada 2 años. Y cuando encontramos aleros, cornisas o tribunas en las fachadas, y especialmente en edificios antiguos, es recomendable reducir la periodicidad a 2 años.
Los aplacados de piedra o cerámicos exigen también un control especial, tanto de los anclajes cono del estado de las piezas. Los ambientes agresivos como las zonas costeras o cercanas a centros industriales favorecen el rápido deterioro de los elementos de la fachada. En este caso es imprescindible incrementar el número de inspecciones.
Las inspecciones deben incluir todas las fachadas y patios del edificio. Se deberá inspeccionar el cuerpo de la fachada, los cuerpos salientes y elementos auxiliares, las ventanas, balcones, sombrillas, toldos, las barandillas y rejas, y los acabados.
Las inspecciones deberán ser realizadas por un aparejador o arquitecto técnico. Su función es detectar las posibles patologías, determinar las causas que las generan y proponer, en su caso, soluciones apropiadas a cada caso.
Si no existe, el técnico debe proporcionar a la comunidad un manual de uso y mantenimiento del edificio, y específicamente de la fachada, donde se recogerá un calendario de inspecciones, de operaciones de mantenimiento y las instrucciones de uso oportunas en función de las características de la fachada.
El manual de uso y mantenimiento permitirá a la comunidad programar en el tiempo las obras necesarias. Esto significa hacer previsiones de inversiones económicas en el tiempo y fijar las fechas más adecuadas para los propietarios.
LA INSPECCIÓN TÉCNICA DE EDIFICIOS (ITE) / INFORME DE EVALUACIÓN DE EDIFICIOS (IEE)
La realización de la Inspección Técnica de Edificios (ITE) / Informe de Evaluación de Edificios (IEE) debe estar dirigida por un aparejador o arquitecto técnico. Nuestros técnicos profesionales realizarán el control y asesorarán sobre cuáles son las soluciones más adecuadas en cada caso.
En Obras con Garantía ponemos a tu disposición más de 200 profesionales colegiados que te ayudarán en todo lo que necesites en relación a la realización de una Inspección Técnica del Edificio o en la realización de las obras para asegurar la seguridad de éste.
Contamos, además, con la garantía del Colegio Profesional de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación y con más de 1.000 clientes satisfechos que pueden hablar por nosotros de su experiencia.
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Reformar el baño, la cocina o hacer una reforma más general de la vivienda, además de mejorar su confort y habitabilidad o reducir los gastos en agua y/o luz, también incrementará su valor de mercado, tanto si la queremos destinar al alquiler como a la venta.
En viviendas de más de veinte años, simplemente la sustitución de las ventanas nos proporcionará una mejora muy sustancial de las condiciones de habitabilidad. Así como, la sustitución del sistema de calefacción o refrigeración por equipos más modernos y eficientes, nos ofrecerá un ahorro muy importante y una mejora de la eficiencia energética de nuestros hogares.
Las mejoras en accesibilidad son cada vez más necesarias en los edificios. La instalación de un ascensor es una de las reformas que nos proporcionará un incremento en el precio de venta o el alquiler más importante. Habitualmente también deberá incluir la eliminación de escalones existentes en la entrada del edificio.
Otra de las mejoras, cada vez más frecuentes en nuestras viviendas, es la instalación de duchas a pie plano o la redistribución del baño para hacerlo más accesible para sus usuarios.
Cabe recordar que numerosas comunidades autónomas y ayuntamientos publican convocatorias de ayudas para la rehabilitación de edificios y/o viviendas, por ello es muy recomendable preparar con prontitud la documentación técnica. Y algunas de ellas incluso disponen de normativa específica que regula la posibilidad de incrementar la renta inicial en los contratos de arrendamiento, respecto al precio de referencia, basándose en el capital invertido en la mejora de la vivienda.
Las actuaciones de carácter integral en los edificios son también cada vez más frecuentes, viéndose a menudo en viviendas de pueblos o en los centros de la ciudad. Edificios de tres o cuatro plantas de principio de siglo y a menudo en muy mal estado, que se renuevan totalmente, normalmente para destinarse al alquiler.
En cualquier caso, tanto si se trata de una reforma del baño o la cocina, o de una reforma de mayor importancia, es muy recomendable aplicar una serie de criterios técnicos y económicos que nos aseguren una inversión idónea.
Es necesario acudir a profesionales de confianza. Buscar un arquitecto técnico que nos asesore sobre las obras más necesarias, las instalaciones que se podrían reformar y que, a la vez, pueda evaluar las necesidades que se quieren cubrir, y sobre el constructor o instaladores, más adecuados que puedan aconsejar durante todo el proceso.
Del mismo modo, si es necesario, realizará el proyecto de obras y el cálculo estimado de cuánto costará y nos podrá asesorar en la tramitación de licencias, a elegir la calidad de los accesorios y elementos a renovar, como los grifos, los suelos, la pintura y los muebles, entre otros.
Un estilo de decoración minimalista, elegido con gusto, y elementos que hagan del inmueble una vivienda ecológica eficiente, favorecerán el presupuesto, la amortización de la inversión y la futura venta.
Otro detalle que puede parecer una nimiedad, pero que es importante, es que hay que tener en cuenta el tiempo que costará conseguir todos los permisos pertinentes para realizar las obras. En el caso de contratar un arquitecto técnico, generalmente, éste se encarga de tramitarlos.
Con norma primera, con nuestro técnico, hay que hablar claro de lo que se quiere. Si la casa no está quedando como se había imaginado, hay que decirlo rápidamente, aunque eso signifique hacer cambios en el plan de trabajo y en el presupuesto.
Finalmente, cabe recordar que la paciencia puede ser un recurso muy valioso. Una reforma requiere tiempo y no conviene presionar a los profesionales, ya que esto podría influir negativamente en los resultados.
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A la hora de poner en marcha una reforma es muy importante escoger los profesionales que la llevarán a cabo y que nos ayudarán a su planificación.
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